La familia de Roció Anahí Molina no tiene consuelo. Ayer por la tarde, la joven de 21 años fue enterrada en un cementerio de Alderetes. Por la mañana, sus restos fueron velados en su casa de Costanera y Baltazar Tejerina, en Banda del Río Salí. Decenas de personas participaron del sepelio. Unas 30 motos, autos y hasta un colectivo acompañaron el cortejo fúnebre.
Rocío vivía con su hijo de cuatro años, su madre, sus hermanas y su abuelo. El sábado fue víctima de un brutal ataque. Pasado el mediodía, su cuerpo fue hallado en un descampado de San Andrés por un chico que había ingresado al lugar a cazar palomas.
Presentaba cinco puñaladas en la espalda. Habría sido ultimada en otro lugar y el cadáver fue trasladado en un vehículo hasta el descampado donde fue arrojado, según sospechan los investigadores. En la zona se hallaron huellas de una motocicleta.
Alejandra Molina, madre de la joven, asegura que el crimen no está vinculado a las drogas y se inclina por la hipótesis de un femicidio. También descarta un asesinato en ocasión de robo o un ataque se índole sexual. Según la mujer, fue hija fue ultimada por una persona que la conocía y que planificó el mortal ataque.
“La clave para esclarecer el crimen de mi hija está en las cámaras que hay a lo largo del trayecto que ella recorrió. Para nosotros es fundamental que se obtengan y analicen esas imágenes. Así seguramente podremos identificar al asesino, que para mí es una persona que conocemos. También podremos saber si participaron más personas”, le dijo Molina a LA GACETA.
Sospechas
El caso fue remitido a la Fiscalía Especializada en Homicidios, a cargo de Adriana Giannoni. Con el correr de las horas, comenzó a tomar fuerza la posibilidad de que la muchacha haya sido ultimada por una persona con la que mantenía una relación sentimental.
La familia de Rocío sospecha de una ex pareja de la joven, que vive en la zona y que hasta hace pocos días estuvo detenido en la comisaría de Alderetes, aunque no descartan otras hipótesis.
“Es una persona muy violenta. Lo denunciamos muchas veces, serán unas 30 denuncias entre la Policía y los Tribunales. Más de una vez estuvo a punto de matarla. Una vez le dio con un fierro en la cabeza, otra vez la apuñaló y hasta le cortó la cara”, señaló Alejandra.
El último ataque se habría registrado hace unos ocho meses, señalaron los familiares de la joven. “Esta persona había amenazado con matarla. No sé si se fue con él, pero creo que por sus antecedentes debería ser investigado. A mi hija la llevaron engañada”, afirmó.
Esta persona recuperó la libertad la semana pasada. Días antes, mientras permanecía alojado en la comisaría de Alderetes, se cosió la boca para reclamar que no le daban la libertad. Según trascendió, ya declaró y no tuvo inconvenientes en que le realicen los estudios pertinentes.
Daniel Molina, abuelo de la joven asesinada, no descarta otra posibilidad: “Era una chica muy reservada. Pero pienso que puede haber tenido otra relación que nosotros no conocíamos. De todos modos creo que no hay que dejar una sola pista sin investigar”, consideró.
Misteriosa salida
Sobre los momentos previos al crimen, su madre contó: “Ella estaba tranquila en el patio de la casa. De pronto dijo ‘ya vengo’ y se fue. Todo fue en un rato, entre las 11 y las 12. Ella no usaba teléfono ni se iba a ir con un desconocido”.
“Nos enteramos de la muerte de mi nieta por Facebook, no por la Policía. Alguien la llevó engañada, se fue caminando. Hay gente que la vio. Fue como a las 11. Alguien le dijo que la estaban esperando. Se fue confiada, caminando en dirección a la ruta 306”, contó el abuelo.
Drogas
La madre de Rocío explicó que su hija tuvo problemas de consumo de drogas pero que se estaba recuperando de su adicción. “La persona que se la llevó lo hizo para matarla, fue algo planificado. No le robaron y aparentemente tampoco abusaron de ella. Quien vino a buscarla seguramente sabía que ella ya no salía de noche y por eso la buscó por la mañana”, agregó.
“Los que mueren son nuestros hijos y eso nos duele. Por aquí los ves todo el día yendo y viniendo a comprar drogas. Los ves llevando las cosas que roban para cambiarle al transa. Nadie los para. Esto lo sabemos los vecinos y también la Policía”, se quejó otro familiar de Rocío.
“Esto es cotidiano, venden drogas como si fueran caramelos. No vemos todos los días. La mató como a un perro, tenemos que detener estas situaciones. Es algo que le puede pasar a otra chica del barrio, le pedimos a la Justicia que actúe para que no vuelva a ocurrir algo así”, concluyó.